Hagamos un Timanfaya en La Palma
Recientemente asistí a un encuentro con empresarios y
directivos, antiguos alumnos de la promoción del PADE 2003 y 2011, promovida
por el Instituto Bravo Murillo en el Hotel Hacienda de Abajo, en Tazacorte, La
Palma, un auténtico museo, repleto de antigüedades y obras de arte.
El encuentro tenía por objeto compartir reflexiones en torno a
dos cuestiones. Por un lado como el Instituto puede contribuir a ayudar a los
palmeros que se han visto gravemente perjudicados por la erupción del volcán de
Cumbre Vieja, que se inició el pasado 19 de septiembre y que tuvo en vilo a la población
durante 85 días, y por otro, debatir
sobre propuestas de futuro para paliar la grave crisis social y económica, motivadas
por la pandemia y la erupción volcánica.
Tengo que decir, que soy una persona que no suelo irme por
las ramas y que no rehúyo dar mi opinión cuando tengo la oportunidad de hacerlo,
pero hay ocasiones en que no siempre se dan las circunstancias, aunque si que
era el momento y lugar oportunos.
Por ello, con este post, quiero compartir mi visión y dar mi
opinión sobre este asunto que creo es de vital importancia para los palmeros,
sin que ello suponga que mi opinión tenga
que ser considerada como una solución, mas allá de ser una idea en la que llevo
pensando desde un primer momento.
En primer lugar por aquello de que opinar es gratis, mi deber
es reconocer los intereses legítimos de todos los damnificados, sean
empresarios o particulares, y dando por hecho que ninguna solución contentará a
todos.
Pero con una visión del interés general y lo que desde mi punto
de vista puede ser un revulsivo para la economía de la isla, encabezo este post con este título “Hagamos un Timanfaya en La Palma”.
Los Parque Nacionales en las islas mueven millones de turistas
y a nadie se le escapa que es un atractivo turístico de primer orden.
Timanfaya es el segundo Parque Nacional más visitado del
archipiélago con más de dos millones de
vistas al año, por detrás del Teide, con
2.800.000, seguido del Garajonay con 900.000
y la Caldera de Taburiente con 410.000 visitantes (datos del ISTAC de 2010).
Actualmente las casi 1100 Hectáreas de terreno sepultados por
las coladas son propiedad de sus titulares, pero según la Ley, son patrimonio geológico
e histórico, por tanto, sus propietarios no pueden hacer uso de esos terrenos.
Por otra parte, los terrenos ganados al mar, fajana, son de
titularidad estatal, y forman parte del patrimonio natural de la isla.
En este contexto, cuando digo “hagamos un Timanfaya en La
Palma” me quiero referir a la posibilidad, de usando la experiencia de Timanfaya, reproducir en La Palma una
atracción turística de similares características.
Para ello, es obvio que habrá que modificar alguna normativa para
que esto se pueda materializar.
Hacer un Timanfaya, no es simplemente hacer visitables las
coladas, mediante excursiones o rutas guiadas, sino, hacer un centro de visitantes,
con restaurantes, mirador, centro de interpretación, punto de información y de
venta de artesanía, así como, el poder hacer Géiser artificial, quemas de rastrojos, para ilustrar a los visitantes sobre las altas temperaturas existentes, alguno podría decir "y porque no ponemos Camellos", también, porque no.
Además, en los lugares que actualmente están fijados como
puntos de observación, desarrollar algunas infraestructuras que permitan
acceder con comodidad y que dispongan de zonas de servicio.
Todo ello contribuirá sin duda a dinamizar la economía de la
isla y a desarrollar una actividad turística en torno al volcán.
Esto también llevará aparejado para todas aquellas parcelas
que no estén totalmente afectas y estén en
el entorno de las coladas, en las que se
permita edificar, se construya de forma
que las edificaciones se mimeticen con el entorno, para evitar un impacto visual.
Además creo que es una oportunidad para eliminar el plástico de
los invernaderos de las explotaciones plataneras,
así como, el momento para repensar que cultivos alternativos se podrían dar,
para acabar con el monocultivo del plátano y diversificar nuestra agricultura.
No quiero extenderme más, pero sería oportuno aprovechar esta desgracia, para en términos de oportunidad , redefinir el modelo económico de la isla, y acometer muchos de los proyectos hoteleros metidos en cajones, por falta de seguridad jurídica, para que los inversores vean en esta tierra la posibilidad de llevar acabo esos proyectos, seguros que hay muchos mas, alguno de los cuales se comentaron, como aprovechar la energía. entre otros.
Gracias y reitero mi mas profundo respeto a todos los
damnificados, que puedan ver en esta humilde opinión, una amenaza a sus
legítimas pretensiones.